lunes, 26 de enero de 2015

Caracterización de los Autodenominados Libre-Pensadores

Primero que todo una aclaración/advertencia: Esta entrada nace sólo a partir de mi propia experiencia con esta particular nueva raza/tribu; a partir de aquellos que conozco directa o indirectamente. En ningún caso me propongo ofender a nadie y en el caso de que aún así suceda entonces sólo un consejo: "No se tomen a ustedes mismos tan en serio".

Así como hasta hace poco tiempo los hipsters eran el foco de admiración y odio en redes sociales y Starbucks, hoy los de moda son los autodenominados Libre-Pensadores. Todos tenemos algún amigo, conocido, contacto o alguien a quien seguimos en alguna red social que en su biografía pone libre-pensador, thinker o cualquier otro equivalente. Lo cierto es que, dado el número creciente de personas que se incorporan a esta categoría, resulta muy fácil y entretenido listar sus características (por muy malo que sea generalizar, siempre es divertido!).

Basta de cháchara, a lo que venimos:
  • Por lo general son personas bastante cultas y que gustan de hacer gala de su buena educación introduciendo constantemente frases en latín en las conversaciones.
  • La gran mayoría de ellos son evidentemente de ideologías izquierdistas (radicales, liberales, socialistas, etc), por lo que todas sus posiciones parten con esa referencia. Esto resulta irónicamente muy contradictorio, pues ellos mismo se coartan todo un mundo de posibilidades al cerrarse y cuadrarse con una ideología. Es decir, de "libre" pensadores nada. A modo de ejemplo: Si en una junta de amigos libre-pensadores sale el tema del aborto todos van a partir de la base de que se debe despenalizar. Habrán matices por supuesto, alguno dirá que terapéutico sí, otro que no, etc. Pero lo que nunca estará en discusión es mantener la penalización.
  • Los ADLP (autodenominados libre-pensadores) jamás escuchan. Sólo quieren ser escuchados y adorados a partir de la iluminación que emana de sus palabras. En sus conversaciones pretenderán que escuchan a los demás, sólo asentirán y se mostrarán de acuerdo con todo lo que diga el orador de turno y le darán palmaditas en la espalda de felicitación. Pues saben que de su boca no saldrá nada descabellado (entiéndase por "descabellado" algo que escape de su ideología).
  • Por la misma razón anterior es que se sienten a gusto con sus pares similares y por ende los buscarán siempre que necesiten reafirmar sus convicciones de una manera bastante ficticia. Se emparejan entre ellos, pues por más tolerantes que se definan, jamás concebirían una relación sentimental con alguien Opus Dei, por citar un ejemplo extremo.
  • Por lo general son ateos nivel nazi, de aquellos que desprecian y se mofan de los creyentes desde que descubrieron la iluminación del ateísmo. Sus dioses son humanos. La mayoría de ellos de origen francés o alemán. Esta condición de mortalidad de sus dioses hace que ellos mismos se sientan en la condición de generar conocimiento. Por lo que su pasatiempo favorito en sus reuniones es "arreglar el mundo".
  • Con lo anterior queda en evidencia que el cumplido máximo para ellos es ser invitados a la masonería. Este es el equivalente de iglesia para ellos, con sus no menos ridículos y pomposos ritos.
  • Sus gustos musicales son bastante variados, pero siempre tienen la cultura mínima de algo de música clásica hasta músicos populares de tendencia izquierdista (lógico). Aunque tratan siempre de encontrar algo "medio-exclusivo" culturalmente (ellos no ven películas, ven directores. No escuchan canciones, escuchan al artista...) lo popular termina ganándoles a su supuesta irreverencia y siempre acaban confesando varios "placeres culpables", que es como suelen llamar a lo que está de moda (no les gusta que eso les recuerde que sólo son del montón).
  • Sufren de una feroz necesidad de aprobación por parte de sus círculos, por lo que suelen llamar la atención con comentarios y actitudes transgresoras o rompe-esquemas pero que siempre terminan siendo sólo algo muy infantil.
  • Su nivel de tolerancia es bastante acomodaticio, ya que cuando lo necesitan siempre citan a Voltaire y aprueban cualquier manifestación que tenga que ver con su ideología, pero cuando las personas del otro bando ideológico quieren manisfetarse los ADLP se enfadan, atacan e invalidan mediante mofas.
Como es posible apreciar, son una raza bastante peculiar. Pero son también la raza de lo obvio, que predica ser libre pero que al final del día quieren lo que todo el mundo. Sólo juegan a los disfraces mientras pueden.

Santo comodín de los Autodenominados Libre-Pensadores

viernes, 9 de enero de 2015

Costanera y Parque Ross


Hoy Júpiter está alejándose de la luna. El Parque Ross frío y tranquilo.

miércoles, 7 de enero de 2015

El Verano 2016 en Pichilemu


Las obras no alcanzaron a terminarse este verano, pero para el verano 2016 Pichilemu estará realmente hermoso...

sábado, 3 de enero de 2015

La última luna



Así estaba la última luna que veré en Curicó hasta después de varios días...

domingo, 21 de diciembre de 2014

Atardecer en Curicó

Este atardecer, después de una fugaz lluvia de diciembre...



sábado, 20 de diciembre de 2014

Buscar y No Querer Encontrar

Hace poco me encomendé la tarea de buscar a alguien.

Resulta relativamente sencillo saber mucha información sensible de alguien en estos tiempos cuando las personas confunden los conceptos de "Era de la Información" o "Internet Social" y voluntariamente entregan su privacidad a terceros.

Pero este caso en particular no se trata de acosar a alguien sino de verdad querer (re)encontrarla. Con las mejores intenciones, saber que está bien. Continuar una relación que se coartó por alguna cruel razón que en esos momentos escapaba de la voluntad y el entendimiento de los involucrados.

Las huellas de las personas en este mundo a veces nos dejan más datos de los que necesitamos.

Los malditos datos... Me eran tan esquivos que ahora entiendo que eran como un mensaje que no fui capaz de leer a la primera.

Convertir esos datos a información fue el inicio del final de mi búsqueda. Interpretar esos datos estimando que la probabilidad de que esa vida no necesite más interrupciones era alta. Eso me puso demasiado triste.

¿Qué sentido sano tendría dejar que aquella persona considere por un minuto cuán distinta habría sido su suerte, ¡su vida! en otro escenario? Claramente no tengo ni el más mínimo derecho, ni un atisbo de intención tampoco en cometer semejante atrocidad...

Cada persona en este mundo es como una hebra. A veces separadas de otras para simplemente vibrar en otra sintonía, para hacer lo mejor que pueda con la frecuencia que le tocó.

Una reunión forzada nunca sonará como una melodía...

jueves, 18 de diciembre de 2014

Las Ilusiones de Navidad

Recuerdo la fiesta de fin de año del 2013 para el curso de mi hija. En aquella oportunidad se invitó al Viejito Pascuero para que entregara los regalos a los niños del curso. Al llegar el Viejito al recinto, algunos niños (en su mayoría varones) empezaron a gritar que éste era falso, lo que felizmente no pasó más allá de una humorada.

Hoy, un año entero después, esa situación volvió a mi mente al preguntarme si mi hija aún creía en la existencia de Santa Claus. Y más aún, a esta hora me pregunto ¿por qué me importa tanto el hecho de que aún crea en él? La verdad es que estoy convencido de que las ilusiones son una parte importante de la infancia, y por lo mismo, de la vida misma.

Cuando somos pequeños creemos en la magia, creemos que hay un Dios, creemos en el Viejito Pascuero y en el Viejo del Saco. Creemos que cosas buenas le suceden a la gente buena. Básicamente de eso están compuestas las ilusiones de infancia, y gracias a eso cuando pequeños creemos que el mundo es un lugar hermoso [y mágico] para vivir. ¡Adoramos vivir en gran parte gracias a eso!

Creo que romper las ilusiones de infancia sólo por creernos los "padres modernos" es una crueldad; porque básicamente sería robar una parte bella de la infancia de todo niño. Lo anterior deja en clara evidencia que no seré yo quien le quite las ilusiones a mi hija. Será la propia edad quien lo haga, pues a eso se le llama crecer.

Este año 2014, al descubrir que mi hija aún cree en la Navidad mágica me he visto en la necesidad de improvisar un pequeño árbol de pascua. La humildad de nuestro árbol traspasa valores, refuerza un vínculo, mantiene la ilusión; pero más importante aún: convierte cada vez un poquito más este lugar en un hogar.

La verdad es que mis recuerdos son muy difusos con respecto a esa etapa de mi vida. Lo que sí tengo claro es que mantuve mis ilusiones también en mi adolescencia. Recuerdo como si fuera ayer aquel verano en que a un muy buen señor le prometí que me casaría con su hija. En respuesta, este caballero en su sabiduría eligió decirme que podría ser así, con la misma probabilidad de que no podría ser. Él eligió respetar y por sobretodo cuidar mi ilusión.

Ese tipo de vivencias me hizo ser quien soy hoy.

Si me preguntan si aún creo en la Navidad... Si aún conservo mis ilusiones... Por supuesto que sí; y aquí están.
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