martes, 17 de mayo de 2011

1993

Hoy por la tarde conversaba con algunos estudiantes en el casino de la facultad.


Capuchino en mano, les contaba que mi paso por la universidad no se posicionó para mí como los tan típicos "mejores años" de la vida de cualquier ex compañero. No es que lo pasara mal, sino que los asumí como un proceso para alcanzar una etapa mejor.


Ahora, luego de jugar con el hashtag de moda en twitter, recordé lo bien que lo pasé #cuandoibaalcolegio: las tardes enteras en los videos de la esquina, mis amigos que entraban y salían de nuestra casa como si estuvieran en la de ellos, escuchar música en mi habitación, los yuntas del colegio que apoyaban en todo,las lindas compañeras de la básica (era un enamorado, lo admito...) y las buena tela de la media... Y un largo etcétera...


A mis ojos mi familia era (y es!) perfecta. En casa nunca faltaron los ingredientes necesarios para hacer de aquella época una de las mejores.


Ya estando en la U, el carrete y el exceso eran para mí formas muy banales de pasarlo bien. Aún así, hubo unas cuantas personas que fueron muy importantes para mí en ese tiempo. A pesar de que con muy pocos mantengo contacto frecuente, siempre los recuerdo y me las ingenio para saber que están bien.


Hoy por hoy los tiempos han cambiado, y mucho. El ritmo de la vida te exige como única satisfacción el consumismo: eres lo que compras. Juntamos plata para viajar y conocer otras culturas y ni sabemos el nombre de nuestro vecino.


Por suerte, en estos frenéticos tiempos, mi refugio sigue siendo la música. Aún cuando la distancia que me separa de aquel chico de mirada enamorada es abismal, trato de mantenerme concentrado en lo más fundamental...

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