lunes, 20 de octubre de 2014

Retrospección I

12775 días de vida.
Es buen número.
Hay algunas historias que contar en esos días. Seguro.
Las hay de un día; de varios múltiplos de 365 también.
Las hay de horas también: que no alcanzan a ver el cambio de día-noche-día

Dicen que de todas las historias se pueden sacar lecciones. Tengo las mías de unas pocas; de otras aún no consigo verlas (tal vez alguien más se las llevó).

35 años. 11 de ellos durmiendo.
Recuerdo un par de mis últimos sueños de manera muy particular. Recuerdo uno donde escuchaba una composición musical única. Me desperté con la sensación de que nunca había soñado algo así y con la necesidad de reproducir de alguna forma aquella melodía. Se fue.

O aquella vez que soñé con el mismísimo Lucifer. Aún puedo recordar haber despertado con el corazón muy acelerado ante su viva presencia. Luego más tranquilo haber pensado "¿Quién cresta sueña con Mefistófeles?" (teniendo en cuenta que no me considero precisamente un creyente).

35 años, 11 durmiendo. 24 años despierto. Serán apenas unos 9 años viviendo en madurez. Lo cierto es que nunca maduramos, sino que es lo que se espera de nosotros.

9 años de lucidez. Soñando despierto mirando el cielo de mi habitación antes de dormir. Reuniendo coraje para dejar de mirarlo por las mañanas y salir armado con un poco más de fe en que la vida puede ir un poco mejor.


No hay comentarios:

Real Time Web Analytics